CAPITULO 2

Antes que nada un agradecimiento a Andy Cullen por el premio otorgado, no lo cuelgo al blog porque en mi bello país el internet es una porqueria.
En fin vamos directo al cuento.

II

Al cruzar la puerta, ¡No lo podía creer, todo era absolutamente diferente! Estaba en otro cuarto, el cuarto de Joel con mis maletas.

_ Ahora espera aquí, los cuartos de huéspedes siempre están listos para los visitantes. En esta ala de la casa hay uno disponible si no me equivoco. Voy a ver si está abierto para instalarte de una vez. La tía abuela no está, puedo decir que eres una amiga personal que llegó durante la noche por invitación mía.
_ ¿No tendrás problemas?
_ No lo creo; si se quiere soy ahora su favorito. Nunca me niega nada.

Se fue por unos instantes y volvió para ayudarme a llevar mis maletas.

_ El cuarto de la vuelta está vacío todavía. Ahí podrás quedarte todo el tiempo que quieras.

El cuarto, ubicado al final del pasillo volteando a la izquierda era verdaderamente grande. Al abrirlo frente a mi se veía un diván forrado en terciopelo verde oscuro. Estaba todo el piso forrado con una suave alfombra. A un costado del diván se encontraba el ropero que era una especie de armario grande con un espejo de cuerpo entero enmarcado en ébano. Al lado una cómoda con varios compartimientos, un espejo grande y un banquito forrado también en terciopelo verde oscuro; frente a ella y en el extremo opuesto de la habitación se encontraba una cama grande, casi de tamaño matrimonial king, con sábanas y edredones blancos, almohadas blancas y cortinas de gasa blancas. La cama estaba hecha de madera pulida negra y frente a ella, un enorme ventanal que se abría de par en par para dar paso a un balcón con vista a los jardines. Un árbol frondoso tapaba con sus ramas gran parte del balcón. Cada cuarto contaba con baño en el cual había una tina, un lavatorio o cuenco de porcelana y un jarrón lleno de agua fresca. Completaba el cuarto una mesita de noche con un candelabro de plata.

_ ¡Descansa! Mañana en la mañana vendré a buscarte para que desayunes con nosotros. Ahí te presentaré a los otros. En la tarde llega la tía abuela, con una de mis tías políticas y mi prima Elisa. Mi tía abuela por lo general es bastante decente, mi tía es una persona delicada pero no debes hacerle mucho caso; de la que debes cuidarte es de Elisa, por lo general es una pesadilla, es insidiosa, envidiosa y por lo demás, una arpía. Pero si te la ganas desde el principio, no te molestará nunca.
_ ¿Y cómo se supone que haré tal cosa?
_ Trátala como que si fuera una señorita de la realeza y te amará. Créeme, en realidad es fácil.
_ Bueno, si tu lo dices… ¡Buenas noches!
_ ¡Buenas noches Sarah!

Al entrar de nuevo al cuarto y recostarme en la cama, me di cuenta de que esta experiencia iba a ser de verdad nueva y diferente. Un silencio enorme. Después supongo que por el cansancio no pude más y me quedé dormida.