lunes, 16 de agosto de 2010
CAPITULOS 28, 29 Y 30
BUENO MI GENTE, ESTA HISTORIA LLEGO AL FINAL Y TRAE UNA SORPRESA CON EL. DEJAME TUS COMENTARIOS AL FINAL Y NO TE PIERDAS LA PROXIMA SEMANA EL CUENTO NUMERO 2: EL HADA OSCURA.
XXVIII
Habían pasado dos meses desde nuestra llegad a la época actual. Ya Joel estaba un poco más habituado a todo. Yo seguí con mis lecciones de derecho y mis obras de teatro. Joel consiguió trabajo en un diario local, escribiendo una columna de análisis comparativo entre esta época y la suya. A la gente le gusta mucho y hasta le escriben. Él se ve muy feliz y más ahora, porque ayer en la tarde, mientras jugábamos con las hojas secas en un parque, le di una noticia que le encantó.
_ Joel_ dije _ Tengo dos semanas de embarazo. ¡Vamos a tener un bebé! Sabes que es tuyo ¿Verdad?
Tenía miedo de que pensara que el bebé era de Daniel o de John. Pero nada que ver. Me abrazó y me besó.
_ ¡Claro que yo se que es mío! No podría ser de nadie más… ¿Sabes? Creo que debería llamarse Daniel.
_ ¿Estás seguro?
_ Sí, claro ¡Si es niño! ¿Estás de acuerdo?
_ Sí _ dije.
De hecho en mi interior yo sentía que era niño, y así fue. Cuando llegué a la casa, en la contestadota oí el mensaje de un amigo:
_ “¡Sarah! ¿Cómo has estado? Te llamo para ver si vas a venir a la fiesta de otoño con todos los del teatro. Te cuento que Linda, aquella amiga mía de Nueva York dice que va a traer con ella a su maestro ¡Imagínate! Tiene más de 90 años. Se llama Brandon Johanssen y fue actor hace mucho tiempo y luego director. ¡Sería genial si vas! ¡Trae a tu amigo contigo! ¡No faltes!”.
Brandon está vivo. Joel y yo nos volvimos a ver incrédulos.
_ ¡Me muero de ganas de ir y ver cómo está! _ dijo Joel_ ¿Iremos?
_ ¡Por supuesto, eso ni se pregunta!_ dije.
Al día siguiente, en la noche me puse uno de mis mejores vestidos. Joel se arregló bastante y nos fuimos a la fiesta.
Saludé a todos mis amigos y les presenté a Joel. Luego empecé a buscar con la vista a Brandon y lo vi. Se veía muy anciano y estaba sentado aparte en un sillón. Me acerqué despacio, la verdad tenía miedo de su reacción.
_ ¡Esta noche es preciosa! ¿Sabes? Me gustaría bailar bajo las estrellas a la luz de las velas sobre pétalos de rosa_ le dije suavemente.
Alzó la mirada y vi, entre sus arrugas, sus bellísimos ojos, aún brillando con vitalidad.
_ ¡Sarah! _ dijo.
_ Sí Brandon. ¡Ha pasado mucho tiempo!
_ Pero, ¿Cómo? … El portal que abrió Joel… Tú regresaste aquí. ¿Por qué?
_ Sería difícil de explicar, ¡Olvídalo! Pero dime ¿Cómo ha sido tu vida amigo?
_ Normal. Buena diría yo. ¿Sabes? Eres a la única mujer a la que amé y nunca olvidé.
_ ¿Te casaste con Lucy?
_ ¿Lucy? ¡No! Nunca me casé con ella. Se volvió envidiosa, venenosa. Ella se casó con Andrés. El murió cuando tenía 50 años, parece ser que intentó abusar de una chica y esta no era lo que aparentaba ser, lo mató a cuchillazos. Lucy murió hace más de diez años. No tuvieron hijos.
_ ¡Alguien le dio su merecido entonces!
_ ¡Sí! Cuando supimos lo que había hecho, nadie le volvió a hablar. Daniel casi lo mata a golpes y Mary lo dejó para siempre. Ella murió en Francia hace cinco años.
_ ¿Y Eliza y annie?
_ Eliza murió joven de tuberculosis; no llegó a casarse; y Annie casi se vuelve loca cuando Joel se fue a la guerra y supongo que murió, porque nunca más supimos de él. Ella se volvió monja, murió también hace algún tiempo. Yo sí me case, ella no era como tú, pero en fin, sabes que eres única. Enviudé hace mucho, nunca tuve hijos.
_ Y Daniel… ¿Cuándo murió?
_ Daniel sigue vivo y mejor conservado que yo. Él tomó las riendas de la empresa hace años, yo calculo que tendría unos veinte años cuando eso. Se que después de que te fuiste, tuvo una pelea campal con John; nadie supo por qué, nunca quiso decirle nadie. Al tiempo, vendió la casa para financiar la empresa que había sufrido por la guerra y se que después se encargó, como cabeza de familia que era, de la empresa. Ahora es una corporación que surte cosas para el programa espacial en Estados Unidos.
_ ¿Se casó?
_ ¡Nunca! Ni tuvo hijos. Casi muere cuando te fuiste. Hasta que un día tomó valor. Echó a John y se hizo cargo de todo, hasta el día de hoy.
_ ¿Dónde vive?
_ Su empresa está en el puerto, a unas horas de aquí en auto y se que su casa queda a dos cuadras de la empresa. Sabes que casi nunca nos llevamos, pero sí se que goza de buena salud y que vive todo el tiempo metido en la oficina que tiene en su empresa… Ahora dime, ¿Qué ha sido de ti?
_ Como puedes ver soy actriz; de mis estudios, me gradúo el año entrante a finales. Vivo con alguien que me hace muy feliz y espero casarme el año entrante y… estoy esperando un bebé. Tengo dos semanas de embarazo.
_ ¡Es maravilloso! ¿Quién es? ¿Acaso uno de los actores que están en la sala?
_ No. De hecho tú lo conoces bien… es que… ¿Sabes?, Joel no… murió en la guerra. Él no volvió a aparecer porque se vino conmigo a esta época.
_ ¿De verdad? ¿Él está aquí?
_ Sí, de hecho, él quería verte. Voy a buscarlo.
Cuando lo traje Brandon se quedó de una pieza.
_ ¡Joel! ¡Te ves increíblemente joven!
_ ¡Hola Brandon! ¡Yo también me alegro de verte!
Estuvieron conversando largo rato, recordando los tiempos de antes, hasta que se acabó la fiesta y nos teníamos que ir.
_ ¿Sabes Sarah? _dijo Brandon_ Me dio mucho gusto verte otra vez. Creo que estaré enamorado de ti hasta el día en que muera. No te pongas celoso Joel, también estoy feliz por ti y por el bebé que va a nacer.
_ ¡Brandon! _ dije besándolo suave en la mejilla_ ¡Siempre serás mi “Romeo” ideal! Me alegra que todavía vivas.
Después de despedirnos llegamos a la casa. Le conté a Joel lo que me contó Brandon de su familia y amigos. Al principio lloró cuando los supo a todos muertos, pero luego más repuesto y calmado dijo:
_ Creo que yo también estaría muerto de todas formas, ¡Cada vez me alegro más de haber venido contigo! … ¿Vas a ir a ver a Daniel?_ preguntó.
_ ¡Sí, iré mañana! Siento que le debo una disculpa y una explicación por lo que le hice.
_ ¿Te molesta si no voy? Nunca me llevé bien con él, no quiero verlo.
_ ¡Está bien! Iré sola, no hay problema. ¿Aún le tienes celos?
_ No, es solo que no podré soportar su mirada, igual a la de Brandon al verme hoy.
“_ Su mirada_ pensé_ ¿Podré yo, ser capaz de soportarla?”.
XXIX
Al día siguiente fui a buscar a Daniel a su empresa. Me dijeron que él nunca veía a nadie y les rogué diciéndoles que por favor, que era algo de vida o muerte, que también iba a ser importante para él, y me dejaron pasar. Cuando entré, casi ni me alzó a ver y dijo:
_ Dígame ¿En qué puedo servirla señorita? ¿Qué es tan vital que pueda ser de vida o muerte?... ¡Esencia de vainilla!
_ Daniel… yo…
_ ¿Sarah? _ Y alzándome a ver supe que me había reconocido_ ¡No puede ser! Talvez eres su nieta, o algún familiar…
_ No Daniel, sí soy yo. Vengo a… ¡A pedirte disculpas! Yo… nunca quise herirte.
_ ¿Por qué no has envejecido? ¿Qué te habías hecho? _ dijo desesperado.
_ Yo… volví a mi época. ¡A esta que es mi época!
_ ¡No puede ser! Cuando Lucy me contó algo al respecto, pensé que estaba loca, aunque insistió en ello mucho. ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué nunca me dijiste nada?
_ No pensé que me creerías. Me fui por culpa de John, cuando me obligó a romper el compromiso contigo para casarme con él. Yo no quería. ¡Fui una estúpida! ¿Sabes? Cuando fuimos al bosque y…
_ ¡No hace falta que lo digas! Yo le saqué la confesión a golpes, y cuando me dijo todo, casi lo maté. No creía que fuera justo que por sus cosas y mañas te hubiera perdido; y a Andrés le tocó otro tanto. Hace un tiempo lo mataron de una manera horrible y se lo merecía. ¿Por qué no me dijiste? ¡Yo hubiera estado de tu parte, no hubieran podido separarnos nunca! Cuando llegué y no estabas y vi la carta y el anillo y la peineta sentí que me moría.
_ ¿Te refieres a la peineta que es igual a esta? _ le dije soltando la mía de mis cabellos.
_ Espera. Te enseñaré algo.
Abrió una gaveta y sacó una caja de metal muy bonita. Adentro estaban la carta, la cinta, la peineta y el anillo de compromiso. Vi hacia arriba y me quedé asombrada. No lo había visto en un principio, pero arriba había un retrato mío pintado con habilidad. Era yo con mi sombrero y mi camisa y enagua rosada de satén de seda, estaba parada en medio de un pastizal con flores, en un claro del bosque y el viento movía mis cabellos. Se me vinieron las lágrimas.
_ Yo sí quería casarme contigo Daniel. ¡Perdóname!_ dije.
_ No llores. No importa ahora, ¡Yo te perdoné hace tiempo ya!
_ Es que… ¡No se cómo decirte esto! Joel cruzó conmigo.
_ ¿A qué te refieres?_ dijo.
_ Joel se vino conmigo a esta época. Él vive conmigo ahora.
_ ¡Joel! No importa ¿Sabes? Yo siempre creí que estabas enamorada de él de todas maneras. ¿No vino contigo?
_ ¡No, temía que le reprochases! No se atrevió a venir… Si no hubiera sido por John, Joel hubiera sido solo un imposible, yo me hubiera casado contigo y talvez hubiéramos sido muy felices juntos. De una manera diferente, yo te amaba Daniel ¡Aún lo hago! No sabes cómo me dolió tener que dejarte.
_ ¡Ahora no importa! Aunque si te hubieras visto muy hermosa con tu vestido de novia. ¡Sí, yo lo vi! Se que de verdad lo escogiste con ilusión y que estabas muy contenta. Eliza me lo dijo. Olvidemos eso ahora. ¿Qué ha pasado con tu vida? Dime ¿Por lo menos Joel te hace feliz?
_ Sí, soy feliz con él. Estoy esperando un niño. Se va a llamar Daniel en honor a ti.
_ ¿Es de Joel verdad?
_ Sí; pero no creas que fue concebido en tu época. Antes de venirme jamás lo toqué. La única estupidez la cometí con John. Yo solo era tuya y hay parte de mí que aún es solo tuya… Veo que tomaste las riendas del negocio de la familia.
_ Sí, alguien que amo me dijo que yo podía hacerlo.
_ ¿Por qué el campamento espacial? No creí que te interesara el espacio o la ciencia.
Desdobló la carta y señaló el último párrafo. Lo leí, decía:
“PD: Mira a las estrellas, ahí estaré para ti”
_ ¡Oh Daniel! Lamento si te hice daño. No hubiera querido hacerlo.
_ Descuida, por ti soy lo que soy ahora. Soy una mejor persona por tu recuerdo, por el amor que siento por ti. Eres algo único y aunque no quedamos juntos, creo que tuve suerte de estar contigo y de que me amaras. ¡Te amo Sarah! ¡Siempre lo hice y siempre lo haré!
_ ¡Yo también te amo Daniel! ¡Por siempre vivirás en mi corazón!
Fue una despedida triste; pero sentí que perdía un peso en mi alma. ¡Daniel, tú eres único! Siempre voy a amarte por todo. ¡Siempre!
XXX
Han pasado tres años desde mi visita a Daniel. Soy abogada, actúo en mis ratos libres y soy mamá. Joel se volvió un escritor reconocido y la pasamos muy bien. En el corredor de mi casa veo con ternura a Joel y a mi hijo Daniel jugar en la nieve antes de ponerse el sol. Acaricio mi vientre ¡Gabriel nacerá en un mes aproximadamente!
Joel y yo nos casamos aquel invierno; fue una boda sencilla, pero alegre, tengo fotografías que lo demuestran.
Después de aquella fiesta, tres meses después murió Brandon de una pulmonía; no soportó el frío del invierno.
Daniel murió el año pasado. Estuvo presente el día del bautizo del pequeño Daniel y después no volvimos a verlo. Nos heredó la empresa y sus bienes, sin embargo no vendimos nada. Pasamos los veranos en la que fuera su casa. No puedo evitar pensar qué hubiera sido de mi vida de haber estado con él, pero se que no sería mejor que la que tengo ahora.
Pienso… El tiempo pasa, y solo quedan recuerdos de la gente que amamos. Son a colores o grises según los veamos. Hay gente que llega y gente que se va. Lo único que podemos hacer entonces es amar con todo nuestro corazón y recordar los días en que fuimos felices.
Lloramos cuando nos damos cuenta de que el tiempo no volverá atrás y no recuperaremos lo que teníamos y algún día talvez perdamos lo que tenemos. Es por eso que debemos vivir al máximo para completar nuestra vida, para iluminar a otros.
Vivimos eternamente en un beso dado, o en un cuadro en memoria de una tarde de verano cuando sonreímos al sol.
Mi vida es algo maravilloso. Desearía que nunca termine, pero se que no será así; y es entonces que comprendemos que somos eternos en las huellas que dejamos en otros, en el amor con el que marcamos a las personas con las que vivimos.
Ese día, al final, estaremos completos y podremos sonreír porque seremos recordados y estaremos vivos por siempre, gracias al amor que algún día profesamos a otros.
Fin del Primer Cuento.
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