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miércoles, 27 de julio de 2011

UNA LEYENDA DE COSTA RICA



Hace 365 años, durante la colonia una chica llamada Juana Pereira vivía en un barrio en las afueras de la ciudad. El sitio se conocía como la Puebla de los Pardos ya que quienes vivían ahí eran indígenas mestizos: gente humilde, muy pobre y trabajadora, con rostros morenos, razón por la cual eran maltratados por los colonizadores españoles.

La vida de Juana era como la de cualquier otro chico de su edad; ayudaba en la casa con los quehaceres, a veces acudía a recibir algún tipo de instrucción, escritura y lectura, en la parroquia, y en sus ratos libres jugaba con sus hermanos y vecinos del barrio.

Expertos historiadores coinciden en una leyenda que se ha transmitido de generación en generación:

"Dice una piadosa tradición que una leñadora fue una mañana a recoger leña muerta a la selva, y que encontró con gran regocijo de su alma, sobre una piedra muy grande, una imagencita, como de una cuarta de alto, tallada en piedra de mina, representando a la Santísima Virgen con el Niño en los brazos. Tiene, tallados en la misma, el hábito, bucles que le bajan hasta los hombros y el manto.

El Niño, que descansa sobre el brazo izquierdo de la Señora, acaricia a la Madre del Amor Hermoso, con una de sus manitas. La mujer, loca de contento, llevó la imagen a su casa guardándola dentro de una canastilla.

Al día siguiente volvió a recoger leña, y sobre la misma piedra encontró la imagen de la víspera. Creyendo que era otra, volvía muy contenta a su casa pensando que ya tenía dos imágenes, cuando, al abrir la canastilla, con estupefacción de su parte, notó que no había nada; es decir, que ya no estaba la que había traído el día anterior. De esta vez aseguró bien la imagen bajo llave, pensando que alguien se la había llevado al bosque.

Al tercer día, volviendo a la selva y sobre la misma piedra, tornó a encontrar por tercera vez la imagen de la "Negrita". En esta ocasión, turbada y temerosa, corrió con la imagencita a su casa, abrió el cofre y constató que la "otra" ya no estaba. Corrió a casa del cura... le contó lo que pasaba y le entregó la imagen.

El señor cura, sin darle mucha importancia al asunto, la guardó, pero al día siguiente quiso examinarla con detención y la imagen había desaparecido. Se fue al bosque tata-cura y en la piedra la encontró. Se la trajo y esta vez la guardó en el propio Sagrario con Jesús Sacramentado.

Pasó un día. Celebraba el Padre Cura o el Coadjutor la Santa Misa. Cuando fue a dar la comunión notó lo de siempre: la imagencita había huido! Después de la misa, acompañado de otro sacerdote, fue a la piedra: allí estaba la Señora porque Ella quería que allí mismo se levantaran su Iglesia: "Negrita" quería hacerle ver a los blancos que "blancos" o "negros" todos son hijos de un mismo Dios... el día de la "aparición" no ha ofrecido jamás duda alguna: éste fue el Dos de Agosto, como se ve en algunos documentos de la época, y como lo indica el título que se le diera a la imagen: "Nuestra Señora de los Ángeles" cuya fiesta se celebra desde tiempo inmemorial en tal día dos de Agosto".




La imagen mide alrededor de 20 centímetros, es de una combinación de diferentes materiales como roca volcánica, grafito y jade. Su color es negro, de ahí el por qué se le llama cariñosamente "La Negrita". Es de cara redonda, ojos achinados, nariz y boca pequeña. En su brazo izquierdo tiene al Niño Jesús quien descansa sobre su pecho con la mano derecha levantada en actitud de bendecir. Ambos se miran uno al otro. Hoy en día la imagen está en el altar de la Basílica de Cartago, colocada sobre un pedestal que semeja un medio mundo, se levanta una azucena con 6 pétalos en cada uno de los cuales posa un pequeño ángel. Sobre la azucena descansa una media luna y frente a ella un serafín con las manos levantadas en actitud de sostener el manto que cubre a la Virgen. Sobre la cabeza se le ha puesto una corona rodeada de estrellas. En la base del pedestal está el escudo de Costa Rica y el escudo de Cartago. En total, la imagen y sus adornos miden un metro de alto. La idea fue representar lo que nos dice Apocalipsis 12, 1 "Apareció en el Cielo una gran señal, una mujer vestida con 12 estrellas sobre su cabeza y la luna bajo sus pies".




El nombre se le dio porque el 2 de agosto, día del hallazgo, la orden franciscana venera a su patrona Santa María de los Ángeles, sin embargo, anteriormente se le habían dado otros nombres, siendo el primero de ellos, Virgen Morena (por su color), luego se le llamó La Virgen de los Pardos por haber sido hallada en ese lugar.
En 1782 los habitantes de Cartago la proclaman como su patrona y entonces se le llamó Reina de Cartago . El 24 de septiembre de 1824, por decreto de las máximas autoridades políticas del país, se declaró a la Virgen de los Ángeles, patrona oficial de Costa Rica.


Los costarricenses muestran su devoción a la Reina de los Ángeles, de varias formas, siendo la más llamativa, la "romería", que consiste en una caminata que se realiza el día primero de agosto, mayormente desde San José (capital de Costa Rica) hasta el santuario en Cartago, caminata de aproximadamente 22 kilómetros, sin embargo, hay devotos que recorren la distancia desde su lugar de residencia, por lo que muchos caminan desde lugares muy distantes y empiezan varios días antes. El año pasado, se calcula que efectuaron la romería 800000 personas. Otra común manifestación es ir de rodillas desde la entrada del templo hasta el altar. Diariamente se pueden ver niños, jóvenes, familias enteras, efectuando esta práctica como señal de agradecimiento a la Reina de los Ángeles por un favor obtenido.
En su santuario se puede visitar la famosa piedra del hallazgo y recoger agua de la fuente. El día 2 de agosto se acostumbra celebrar en la explanada de la Basílica, una misa solemne con la presencia del Arzobispo de la Diócesis, decenas de sacerdotes y autoridades gubernamentales como el Sr. presidente de la República de Costa Rica y muchos de sus ministros así como gran cantidad de fieles.