Mi lista de blogs

jueves, 18 de noviembre de 2010

CUENTO TRES: LA MARCA DE UN BESO DE BUENAS NOCHES: LA HISTORIA DE YOSHI.



I
YOSHI

La nieve cae lentamente copo a copo. A lo lejos, la aldea en los árboles que parece estar desierta. Esta anocheciendo y por efecto de la nieve el paisaje se ve azulado y oscuro. El viento sopla frío y su sonido es lo único que se escucha en el lugar.
Alguien camina por el bosque cubierto con una capa negra. Miles de ojos lo ven desde las casas en las copas de los árboles, unos con odio, otros con temor, unos más jóvenes con curiosidad y admiración.
El joven sabe que lo están viendo, escucha los pensamientos que hay en los habitantes del bosque sobre su presencia en el lugar; cierra sus ojos y ve sus rostros en la penumbra de cada casa. La verdad es que no le importa lo que piensen; aunque las amazonas no toleran a los hombres y por lo general hacen lo inevitable para que no entren a sus dominios o los atacan, está totalmente seguro de que a él no le harán daño alguno, aunque muchas lo deseen con furia. ¡No! ¡A él no! Tienen motivos para no hacerlo. Ni sus armas, ni su magia, ni sus pensamientos podrían dañarlo ahora; aunque hace veinte años… ¡Mejor no pensar en eso, ya no vale la pena! Debe llegar al claro, más allá del bosque, cerca del río y de la cascada.
Conforme se aleja del bosque, siente que las marcas mágicas que alejan a extraños del lugar se debilitan. A él no podrán afectarlo nunca, porque su magia es superior a la de ellas y por otros motivos en los que no quería pensar ahora.
En el claro hay muchas tumbas, seguramente las amazonas llevan en el bosque mágico mucho tiempo. Las pasa de largo, no le importan; y se dirige a una, solitaria, cerca de la cascada; apenas si está marcada con una estaca de madera no muy alta. No hay ningún nombre grabado en ella. Delante de esta se detiene.
Sus ojos oscuros se ven totalmente inexpresivos y su mente se quedó e blanco por unos instantes. Desde hace dos años no venía a este lugar y antes solo había venido una vez. No sabía por qué estaba ahí, delante de esa tumba hoy, una vez más… O mejor dicho, sí lo sabía; era una especie de inquietud, de dolor que no te deja respirar o dormir en paz, una duda que crea un vacío dentro del pecho y te hace ver que a tu vida le falta algo y que no lo va a recuperar nunca… Bien que mal era su madre, ¡Claro, ella solo lo tuvo; y lo tiró al río como por supuesto haría una amazona al darse cuenta de que era un varón! ¡Cuántos más habrían pasado por lo mismo! Ella no estuvo nunca para él, no lo vio crecer, no lo abrazó, nunca pensó en él después de que lo puso en el río, de seguro. ¡Qué desilusión debía de haber sido él! ¡Qué desprecio habría sentido! Ese mismo que tienen las otras cuando lo ven y que seguramente había tenido también su hermana. ¡Sí, su hermana! Sabía que tenía una hermana unos tres años mayor que él. La había visto; aquí, en ese mismo lugar en que él estaba ahora.
Cuando los gitanos con los que vivía le confirmaron que él no pertenecía a su familia, se dedicó a buscar a su verdadera familia. Ellos solo sabían que lo habían encontrado cerca del río, donde pasaban la noche para viajar a otras tierras, ese río que se encontraba cercano al bosque mágico.

_ Nadie que haya entrado antes a ese lugar ha vivido_ le dijo un día Hanna, una de las ancianas de la tribu cuando le contó su historia_ Se dice que esta maldito; que los demonios viven en él y que muchos han desaparecido para siempre. Los que se acercan a el mueren a los pocos días como envenenados por algo que nadie sabe cómo curar. ¡Es un lugar al que no debes entrar nunca! ¡Promételo Yoshi!_ le había dicho la anciana.
_ Lo prometo_ dijo él.

No había cumplido; nunca había tenido la intención de cumplir esa promesa. Lo más cercano a solucionar el misterio de su origen se encontraba en ese bosque y nada lo iba a detener.
El haber matado a uno de sus hermanastros por atreverse a burlarse facilitó las cosas. Recordó que siempre se había burlado de él desde que era niño, que siempre buscaba excusas para dejarlo a él con todo el trabajo a cuestas, o para meterlo en algún embrollo tan grande que siempre acababa con algún castigo por algo que no había hecho. Todo el tiempo eran burlas, golpes, gritos… En fin, ese día decidió que era suficiente y sin pensarlo dos veces, cuando comenzó a golpearlo y a burlarse de él sin razón, sacó su espada y le abrió el pecho con dos tajos en un solo movimiento. Ese mismo día abandonó la tribu, en donde si no lo estaban buscando para matarlo, por lo menos lo habrían expulsado de por vida, ya que es lo que hacen en estos casos. Y desde entonces había tenido que robar y matar para poder llegar a ese lugar. Matar… ¡Ahora eso no representaba nada para él!
Recordó que cuando llegó al bosque, vio marcada por unos instantes antes de desaparecer en los árboles la misma marca mágica que él llevaba en el pecho y que nunca nadie supo ni decirle qué era ni qué significaba. Al entrar vio que todo el bosque se quedaba en silencio. Ese día nevaba parecido a hoy, solo que más fuerte. Vio como desde arriba muchas figuras femeninas lo veían al igual que hoy; todas lo evitaban y no vio ni un solo hombre.
El día anterior antes de llegar, había soñado con ese lugar. Soñó que caminaba por el bosque, que seguía a alguien pero no sabía bien qué o quién era. Eso lo llevaba hasta un claro más allá del bosque y desde lo alto de la cascada, sobre una gran roca plana, señalaba un lugar hacia abajo. No veía muy bien quién era, solo sabía que parecía tener la figura de una mujer y que era totalmente blanca. La ventisca no le permitía distinguir sus facciones, ya de por sí difíciles de ver debido a la altura del lugar donde se encontraba. No cabía duda en que señalaba un lugar abajo, cerca de la cascada.
En su sueño, él llegaba hasta ese lugar y solo veía una estaca de madera, mucho más pequeña y menos elaborada que todas las otras que se encontraban en el claro. Se preguntaba quién estaba en ese lugar que a todas vistas era una especie de cementerio o campo santo. Le pareció oír su nombre “_ Yoshi” como en un eco cantado por el viento.
La figura blanca seguía señalando desde la roca en lo alto de la cascada, la ventisca iba en aumento, y el frío y los cristales de hielo cortaban su piel.

_ ¿Qué intentas decirme?_ gritaba en su sueño con angustia hacia la figura blanca_ ¿Quién está aquí?_ preguntaba con desesperación cayendo de rodillas por el frío y en parte por un temor que iba creciendo en su pecho.

La figura permanecía inmutable en lo alto de la cascada y justo cuando llegó a creer que no tenía esperanzas de conocer la verdad que temía, oyó de nuevo esa voz, solo que esta vez no sonó como un eco perdido en la ventisca, sino que fue clara como un susurro que va directo a la mente.

“_ Es tu madre, Amaya”.

Sabía que la voz venía de la figura en lo alto de la cascada. Y volvió a ver hacia arriba, pero fue entonces que notó que aquella mujer, ángel o demonio, ya no se encontraba en el lugar. Fue lo último que vio porque se despertó de su sueño y se decidió a que tan pronto llegara el alba llegaría hasta ese lugar en el bosque y que nada ni nadie impediría que lograra llevar a cabo su cometido.
Recordó que al llegar al claro se detuvo en uno de los últimos árboles porque vio a una figura arrodillada a lo pies del lugar donde se encontraba en su sueño. Tenía puesta una capa de piel blanca y por un momento pensó que era la misma figura de su sueño. Se acercó cauteloso lo más que pudo y se escondió tras una roca grande cercana al río a unos cuantos metros del pie de la cascada, donde estaba la tumba.
La figura no se dio cuenta de que no estaba sola. En eso, el viento sopló y la capucha dejó al descubierto su cabello largo de un color púrpura, entre rojizo y morado; lo tenía recogido en una cola alta y en la base de esta habían dos plumas azules como adorno. Tendría unos veinte años talvez; no era muy alta, pero era atlética y aunque no era fea se veía feroz, aunque talvez solo se trataba de esa mirada cargada de odio que brillaba en su cara.
El pudo oír sus pensamientos entonces, claros, como una voz en su cabeza. No le asombró, siempre había podido lograrlo; de hecho cuando vivía con los gitanos su truco para ganar dinero consistía en adivinar lo que pensaban las otras personas. A los extraños les divertía y les asombraba. Siempre le preguntaban como hacía para lograrlo. El sonreía y encogiéndose de hombros decía: “_ Es solo suerte”, mientras recogía el dinero ganado y las personas se marchaban aún preguntándose cómo lo había logrado.
La voz de esta chica no era la misma que había oído en su cabeza antes. Se oía opaca y llena de rencor y de ira.

“_ ¿Cómo pudiste dejarme así madre?_ le reprochaba con sus pensamientos_ ¡No puedo creer que hayas sido tan débil! Primero que todo no puedo perdonarte que te enamoraras de un hombre tanto como para consentir usar la transfusión de energías con el y luego quedar embarazada de el. ¡Qué asco! ¡Los hombres son inferiores a nosotras! ¡Siempre lo han sido! Luego, tener un hijo varón… ¿Cómo pudiste atreverte a eso?... ¡Tienes lo que te buscaste por haber dejado que ese demonio te poseyera! No te importó dejarme, ¡Así que no me importa que estés muerta! Vengo a verte por última vez en mucho tiempo quizás. Ese niño que tuviste, mi querido hermano, no murió. Aura vio su energía latiendo viva en la fogata de luna llena. Yo misma voy a buscarlo con todas mis fuerzas. Quiero que sepas que cuando lo encuentre, pienso matarlo y no habrá nada que me detenga. El dejará de existir, como debió haber sido hace mucho tiempo. ¡Como debe de ser!”
_ ¡Silvana!_ se oyó una voz que se encaminaba al lugar_ ¡Es hora! Debes marcharte ahora. ¿Estás bien?
_ No te preocupes Fabiana. ¡Claro que estoy bien! ¡Estoy mejor que nunca!
_ Yo fui su mejor amiga hace un tiempo_ dijo con tristeza_ ¡Cómo me gustaría volver el tiempo atrás!
_ ¡A mi no! ¡Es una traidora que no merece vivir!_ repuso con rabia_ Sabes bien que la única madre que conozco eres tu_ dijo más calmada.
_ ¿Cómo no iba a cuidarte? ¡Eras tan pequeña entonces!
_ ¡Pero aún así lo recuerdo todo!_ dijo secamente.
_ ¿Estás segura de lo que vas a hacer?
_ ¡Nunca dudo en cosas como esta!
_ ¿Cómo harás para buscarlo en un mundo lleno de hombres, a los que desprecias tanto?
_ Fingiendo lo que no soy. Solo iré contra mi naturaleza para conseguir mi propósito… Va ser en verdad difícil el menguar mi verdadera naturaleza, pero si lo logro, ¡Habrá valido la pena!... No intentes hacerme recapacitar o desistir. ¡No lo lograrás!
_ Si así debe de ser… ¡Cuídate, que la suerte esté de tu lado!

Esa chica tan fiera se volvió a colocar la capucha de su abrigo sobre su cabeza y se marchó. Casi no podía creerlo. Aquella era su hermana entonces. ¡Y lo odiaba de veras! Estaba dispuesta a todo con tal de matarlo… Pues lo sentía mucho en verdad porque no estaba dispuesto a dejarla.
Le dolió saber que todos en ese lugar lo odiaban, incluso, seguro que su madre también lo odiaría si viviera, a fin de cuentas se veía a la legua que en ese lugar todas las mujeres odiaban a muerte a los hombres y no veía porque se madre pensaría diferente. Habían dicho que su padre era un demonio, probablemente la había hechizado para abusar de ella o algo por el estilo.
Ahora estaba otra vez ahí, frente a la tumba de su madre, no sabía porqué. El viento comenzó a soplar con fuerza haciendo que la nieve nublara el paisaje. Aquello amenazaba con convertirse en una tormenta.
En eso, alzó a ver hacia la roca en la cima de la cascada y la vio ahí de nuevo. La figura de blanco, parada sobre la roca mirándolo fijamente.

_ ¡Yoshi!_ oyó el eco en el viento.

El viento lo hizo cerrar los ojos con fuerza por unos instantes. Para cuando los volvió a abrir vio a la figura de pie a su lado, detrás de la estaca de madera. Se dio cuenta de que no se podía mover, estaba arrodillado al pie de la estaca y no se podía poner en pie.

_ ¿Quién eres? ¿Qué eres?_ preguntó asustado viendo a esa mujer frente a el.

Era alta, casi de su estatura; tenía la figura como de una bailarina clásica. Su piel era blanca, blanquísima con leves tonos de escarcha azulada; sus ojos eran de un celeste claro casi blanco y sus labios de un lila pálido escarchado. Sus cabellos larguísimos, que llegaban más debajo de sus caderas eran lacios de un color plateado suave; brillaban como la diamantina y flotaban suavemente en el viento. Su único vestido era un traje hecho como con trozos de gasa suave y transparente en colores blancos celeste y plata. Estaba descalza parada sobre la nieve.
Aunque Yoshi nunca había sentido atracción por ninguna mujer esta le pareció muy hermosa, y a la vez peligrosa. Trató de entrar en su mente y no pudo lograrlo. ¿Quién era ella? ¿Por qué temblaba de miedo al mirarla?
Ella se agachó hincándose frente a el. Lo miraba sin temor alguno, sin ninguna emoción en el rostro. No le gustaba que ella estuviera tan cerca del suyo, parecía un depredador que miraba a su presa analizándola antes de devorarla. Ella estiró su mano y acarició sus cabellos negros haciendo que la nieve cayera de ellos y lo miró fijamente a los ojos.

“_ ¿Qué quieres de mi?”_ se preguntaba confundido.

La verdad es que nunca antes nadie le había hecho un cariño y esto lo hacía sentir incómodo. ¿Y si ella era una de ellas, de las de la tribu? ¿Iría acaso a matarlo? Ella se acercó más a el, hasta que sus rostros estuvieron demasiado cerca. Esta vez sintió que de veras algo malo le iba pasar. La mujer se acercó a el y levantándole su rostro con suavidad lo miró a los ojos y lo besó.
Sintió que se perdía totalmente en ese beso largo y frío, un beso como de hielo que sintió en todas sus entrañas y lo adormecía al tiempo que le nublaba la mente. Sentía que el aire le faltaba, que su cuerpo se adormecía y se congelaba, y que todo se iba poniendo muy oscuro. Pensó que ese sería su fin.
Antes de perder el conocimiento lo último que pudo recordar fueron dos ojos celestes claros, fríos como el hielo, viéndolo directamente a sus ojos oscuros mientras lo besaba; y aquel beso eterno, que le cortaba el aliento haciéndolo caer en un vacío profundo.


BUENO, HISTORIA NUEVA, ESTA LA IRE PUBLICANDO LOS CAPITULOS DE UNO EN UNO , ESPERO TUS COMENTARIOS.

Por cierto, así más o menos me imagino a Yoshi (claro no tan bien vestido jajaja) Es un actor coreano llamado Ji Jin Hee, y me encanta como sale en varias telenovelas coreanas, sobre todo en una que se llama La Joya del Palacio.

martes, 16 de noviembre de 2010

Gracias por tocar mi vida

Esta reflexion va dedicada a todas uds, las que me leen, las que solo me siguen, las que comentan e inclusive aquellas personas que me ignoran o intentan hacerme daño(porque me hacen ser más fuerte de lo que ya soy). Todas y cada una son importantes para mi, y, talvez, aunque tu nombre no este en uno de los premios, eres parte de mi de una forma única, que solo la tecnología nos permite. Somos todas amigas por medio de internet, así que sin más, esto, chicas, es para ustedes con cariño:

Hay personas importantes y otras no tan
importantes, que cruzan por tu vida y la
tocan con amor, o sin cuidado, y continúan . . .

Existen personas que se alejan y tú suspiras
con alivio y cuestionas por qué tuviste que
haber tenido contacto con ellas.

Existen personas que se alejan y tu suspiras
con nostalgia y te preguntas por qué
tuvieron que alejarse y dejar ese enorme
vacío en tí.

Los hijos se alejan de los padres, los amigos
se separan, y la vida sigue.

Personas cambian de hogar, personas
crecen separadas, enemigos odian y se alejan.

Piensas en todos aquellos que han pasado
por tu memoria, miras a los presentes
y te cuestionas.

Yo creo en el Plan de Vida de Dios, Él pone
y quita personas en nuestra vida, y cada
una de ellas deja huella en nosotros.

Descubres que estás hecho de pequeñas
piezas de todos aquellos que han pasado
por tu vida . . .

Eres más por ellos, y serías menos si no
hubieran tocado tu vida.

Si seguimos juntos, o si algún día nos
tendremos que separar . . .

¡¡ Gracias por tocar mi vida !!


Para uds, mis criaturas mágicas preciosas de cuento de hadas, con cariño: